Encontrarás distintas opiniones sobre el momento más adecuado para que el baño empiece a formar parte de la rutina de higiene del bebé recién nacido.

Los expertos indican que puedes bañarlo a partir de su segundo día de vida, aunque aún no se haya caído el muñón de su cordón umbilical.

Si prefieres esperar a que el muñón caiga y el ombligo cicatrice por completo, el tiempo de espera para su primer chapuzón será de tres a quince días.

Mientras tanto, para realizar una higiene adecuada de tu bebé, lo primero es asegúrate de que la habitación está a una temperatura de entre 20 y 25 grados, y que tienes a mano todos los productos de higiene para bebés recién nacidos que vas a necesitar.

 

Cómo asear al bebé sin meterlo en la bañera

 

Para asear a tu bebé sin meterlo en la bañera, túmbalo en posición supina (tumbado boca arriba) y limpia la zona alrededor de su cordón umbilical con una esponja mojada en agua tibia y jabón neutro pH 5.5 (siempre después de haberte lavado bien las manos). No es aconsejable aplicar ningún cuidado antiséptico ni adicional.

Una vez limpia, seca bien la zona alrededor del cordón (es importante que su cordón umbilical no pase mucho tiempo húmedo) y evita cubrirlo con gasas o con un pañal. Tocar el cordón umbilical no es doloroso para el bebé.

El siguiente paso es cambiarle el pañal, limpiando bien su culito con la esponja húmeda y jabón neutro o, en su defecto, con toallitas húmedas específicas para bebés. Si lo tiene irritado, puedes usar una disolución de bicarbonato (una cucharada) en agua templada.

La misma esponja y jabón, puedes usarla para limpiar el resto del cuerpo.

Si estamos aseando a un niño, limpia sus genitales estirando el prepucio hacia atrás, sin forzar, y finalmente, pene y testículos.

Si aseamos a una niña, vigila no trasladar residuos de heces a su vagina. Y, con el culito bien limpio, lava sus labios mayores y menores, y seca la zona suavemente y sin frotar.

Recuerda limpiar bien los pliegues de su piel y sus dedos, tanto de las manos como de los pies. Y, no olvides cortarle las uñas cuando estén demasiado largas, porque puede arañarse con ellas.

Para la cara, usa toallas suaves de algodón en boca, nariz y mejillas, limpiando bien la parte posterior de las orejas y los pliegues de su cuello.

En los ojos, usa agua hervida, ya templada, y una gasa o toalla suave de algodón. Comienza por el ángulo interno de sus ojos y arrastra la gasa o toalla hacia afuera; usa una nueva para cada ojo.

Necesitarás bastoncillos de algodón hidrófilo para sus orejas, que jamás introducirás en sus oídos. Para limpiar sus cavidades exteriores (concha, hélix y antehélix), el bebé debe estar en posición supina (tumbado boca arriba), con la cabeza flexionada hacia un lado y ligeramente hacia atrás.

En el interior de su boca pueden quedar restos de leche estancada. Después de cada toma limpia bien sus labios, empapando una gasa esterilizada en agua hervida (ya templada), enrollándola en tu dedo índice (con las manos bien limpias) y pasándola suavemente por su boca, aprovechando la situación para comprobar y detectar posibles micosis.

Por fuera, usa discos de algodón impregnados en leche limpiadora para bebés. Si tiene los labios secos, aplícale una capa de caco labial para bebés.

En cuanto al pelo, solo hay que pasarle una esponja húmeda y cepillarlo cada día con un cepillo de cerdas muy suaves.

 

Productos de higiene para bebés

 

La protección y cuidado de la piel de los recién nacidos es importante para su salud, por su función como barrera de infecciones, protección de los órganos internos, regulador de la temperatura, y conexión entre el bebé y el medio o con sus padres.

Los productos de higiene para bebés recomendados constan de: una esponja natural para su cuerpo, gasas esterilizadas o toallitas húmedas de bebé para la cara y productos de higiene específicos para bebés recién nacidos, con un pH 5.5 (o limpiadores sin jabón).

A partir de la primera o segunda semana de vida del bebé, ya es recomendable ponerle crema hidratante adecuada para recién nacidos, pero nunca antes.

Recuerda que este momento de rutina de higiene con tu bebé, es un momento de unión para los dos, aprovecha para hablarle y acariciarle, estimularás su correcto desarrollo y el reforzarás vínculo entre los dos.