Con la subida de las temperaturas y el calor extremo propiciado por el cambio climático, hay dos afecciones a las que debemos prestar especial atención: la insolación y los golpes de calor.

Los síntomas de la insolación y los golpes de calor son muy similares, por lo que debemos estar atentos.

Síntomas de una insolación: quemaduras en la piel (leves o graves), deshidratación, dolor de cabeza, calambres en brazos, piernas y estómago, escalofríos, náuseas, vómitos y diarrea.

Los primeros síntomas de la insolación comienzan a experimentarse horas después de una exposición directa a los rayos solares. Duran cuatro días, aproximadamente, durante los cuales irá remitiendo progresivamente.

Síntomas de un golpe de calor: piel enrojecida, deshidratación, dolor de cabeza, fiebre alta (40º o mayor), anhidrosis, náuseas, vómitos, respiración acelerada, taquicardias, dificultad para hablar, confusión, delirios, pérdida de conocimiento, convulsiones, coma o fallecimiento.

Lo principal es tomar las precauciones necesarias para evitar sufrir una insolación o un golpe de calor. Pero si nosotros, o alguien de nuestro entorno, presenta estos síntomas, es vital que sigamos las recomendaciones sanitarias para tratar una insolación o un golpe de calor, mientras localizamos a un/a profesional sanitario o un servicio de emergencia.

 

Modos de prevenir una insolación y un golpe de calor

 

Las medidas de prevención recomendadas por los profesionales sanitarios para evitar una insolación o un golpe de calor, incluyen:

  • Evitar la exposición directa al sol durante las horas centrales del día (12h/17h).
  • No practicar ejercicio físico al aire libre entre las 12h y las 17h.
  • Beber mucha agua.
  • Evitar el alcohol y la cafeína.
  • Comer ligero, priorizando verduras y frutas.
  • Usar ropa liviana, holgada y traspirable.
  • Recurrir a la fotoprotección (gorro/gorra/sombrero de ala ancha, gafas de sol homologadas y protector solar de alto espectro) e hidratarnos la piel con cremas hidratantes o aftersun.
  • Mantener la casa fresca, bajando las persianas cuando el sol dé directamente.
  • Echar mano de ventiladores, aire acondicionado o duchas de agua fría.
  • Nunca dejar a mascotas o personas dentro de un coche estacionado.

Las personas más propensas a sufrir insolaciones o golpes de calor son los niños, ancianos, trabajadores que ejercen sus tareas bajo el sol, diabéticos, obesos, personas con enfermedades respiratorias o cardíacas crónicas, alcohólicos o personas que sigan tratamientos antihistamínicos, diuréticos, betabloquedores, vasoconstrictores, anticolinérgicos, antidepresivos o antipsicóticos.

 

Cómo tratar una insolación o un golpe de calor

 

Si pensamos que nosotros, o alguien próximo, está padeciendo síntomas de una insolación o un golpe de calor, debemos actuar con rapidez para devolver al cuerpo a su temperatura habitual.

Los tratamientos recomendados por las autoridades sanitarias en caso de insolación o golpe de calor son los mismos para ambas afecciones:

  • Colocar al doliente en un lugar fresco y a la sombra.
  • No dejarle solo/a.
  • Aplicar compresas o paños de agua fría en frente, nuca, muñecas, axilas, ingle, cervicales y espalda.
  • Rociarle con agua fría mediante un espray.
  • Abanicarle treinta veces por minuto.
  • Aplicar cremas aftersun en sus quemaduras solares (si las tiene).
  • Quitarle toda la ropa que sea posible.
  • Masajear su cuerpo para estimular la circulación.
  • Recostarle y levantarle ligeramente los pies.
  • Sólo si está consciente, darle agua en pequeñas dosis.

Pasados treinta minutos, el doliente debería encontrarse mejor. De no ser así, hay que llevarle a los servicios de urgencia del hospital.

Tengamos en cuenta que, de no intervenir adecuadamente, el enfermo podría sufrir daños permanentes en el cerebro, el corazón, los músculos o los riñones; incluso fallecer.

 

Diferencias entre una insolación y un golpe de calor

 

Tanto la insolación como el golpe de calor representan el nivel más grabe dentro de los síndromes relacionados con el calor.

La insolación es una afección que sucede cuando sometemos al cuerpo a exposiciones prolongadas a los rayos del sol sin la fotoprotección adecuada, y su consecuencia más directa es la quemadura solar.

Cuando la insolación es grave puede derivar en un golpe de calor.

Un golpe de calor es el trastorno que sufre el organismo cuando permanece demasiado tiempo expuesto a temperaturas muy altas, ya sea por esfuerzos físicos prolongados bajo altas temperaturas o por permanecer demasiado tiempo en un ambiente extremadamente caluroso.

De no controlarlo, un golpe de calor podría poner en peligro nuestra vida si llega a alcanzar temperaturas superiores a 40º.

Sigamos las recomendaciones de prevención y evitemos situaciones innecesarias que puedan poner en peligro nuestra salud.