Los requerimientos nutricionales varían según el estilo y la etapa de la vida en la que nos encontremos.

Por eso, no es lo misma la dieta que hemos de llevar durante la etapa de crecimiento y estudio, en la etapa adulta o en la madurez.

En este post veremos cómo llevar una dieta equilibrada durante la madurez según los requerimientos propios de esta edad.

¿Cómo afectan los cambios físicos a la nutrición?

Con el paso de los años, la forma en la que nuestro organismo absorbe los nutrientes varía haciendo que cambien nuestras necesidades. Disminuye la absorción de nutrientes a nivel intestinal.

También es común que la sensación de hambre disminuya y que los alimentos tiendan a sentar peor. Esto unido a factores psicológicos y a dificultades en la masticación puedan afectar de manera negativa al acto de nutrirse.

También aparecen enfermedades más comunes en estas etapas de la vida como la hipertensión o la diabetes que requieren control y dietas específicas.

Otro punto importante, ligado al anterior, es que aumenta, en gran parte de los casos, el consumo de medicamentos.

A partir de los 60 años, también hay que controlar la pérdida de masa muscular para un buen mantenimiento de la salud ósea y salud en general ya que en estos años se agrava, entre otras razones fisiológicas, por la disminución de la actividad física.

Como en el resto de etapas vitales, la dieta ha de ser equilibrada, partir de la base de una alimentación real (excluyendo ultraprocesados) y debe ir acompañada de un estilo de vida saludable.

Como ha de ser la dieta en adultos mayores:

  • No se debe descuidar la hidratación y se deben beber aproximadamente 2 litros de agua que pueden alternarse con otros líquidos como sopas e infusiones.
  • Las verduras en todos los platos; para un correcto aporte de fibra y micronutrientes.
  • Los lácteos imprescindibles para aportar calcio y cuidar de los huesos
  • Un adecuado consumo de proteínas preferiblemente que provenga de carnes blancas.

Nutrientes que no pueden faltar en la dieta de los mayores:

  • Vitamina D: para mantener huesos y articulaciones sanos, se puede obtener a través de la dieta y del sol. Entre los alimentos destacados, pescados grasos como el salmón y el atún.
  • Zinc: Perfecto para un buen funcionamiento del sistema inmune y un gran antioxidante. A través de pescados, huevo, mariscos
  • Calcio para cuidar los huesos: Lácteos, frutos secos…
  • Vitaminas del grupo B, especialmente B12: Para evitar el desarrollo cognitivo. Carne magra, pescados…

Además, aunque en ninguna dieta hay alimentos prohibidos, si se han de evitar alimentos o formas de elaboración muy pesadas o grasas para facilitar las digestiones y reducir en la medida de lo posible el consumo de sal y de azúcar. Como siempre, a esta edad, conviene evitar el alcohol al máximo.

Cualquier pauta alimentaria siempre ha de estar regida por el sentido común, por las necesidades de cada persona y por las recomendaciones profesionales.

Una buena alimentación es garantía de una buena salud ¡A cualquier edad!