El colesterol malo es aquel que nuestras lipoproteínas acumulan en las arterias pudiendo producir inflamaciones en la pared arterial que, al crecer, obstruirán la luz del vaso sanguíneo pudiendo llegar a romperlo. Bajar el colesterol malo debería ser una prioridad para todos, teniendo en cuenta las tasas de mortalidad e invalidez que conlleva. Vemos cómo:

 

Remedios para bajar el colesterol malo

 

Existen remedios para bajar el colesterol malo pero, antes de ponerlos sobre la mesa, veamos los factores que los determinan.

Los niveles altos de ‘colesterol malo’ (colesterol LDL y triglicéridos altos o C-VLDL), se deben, principalmente, a dos factores:

  • Algunas personas generan, de manera natural, niveles de colesterol que superan los 800 o 1000 mg/dl. Suelen tener antecedentes familiares de colesterol LDL alto, enfermedades cardiovasculares o han heredado afecciones genéticas que les impiden eliminar su exceso de ‘colesterol malo’. Hablar con un lipidólogo (especialista en colesterol) resolverá nuestras dudas y diagnosticará si nuestro colesterol malo nos viene de familia.
  • La mala alimentación es uno de los principales motivos externos para que se nos disparen los niveles de ‘colesterol malo’ (colesterol LDL y triglicéridos altos C-VLDL). Pero también intervienen el sobrepeso, una vida excesivamente sedentaria, el tabaquismo, mucho estrés o la baja calidad de nuestras horas de descanso.

 

Dieta para bajar el colesterol malo

 

Bajar el colesterol LDL y los triglicéridos altos (C-VLDL), si su aumento es debido a factores externos, empieza con un cambio en nuestro estilo de vida. Un estilo de vida más saludable, sumado a una dieta para bajar el colesterol malo apropiada, serán nuestros principales factores de defensa. Entre los cambios que mejores resultados ofrecen, encontramos:

  • Eliminar las grasas trans que figuran en los alimentos con la etiqueta: ‘aceite vegetal parcialmente hidrogenado,’ prohibidos por la FDA desde el pasado 1 de enero 2021.
  • Reducir la ingesta de grasas saturadas que se encuentran, principalmente, en las carnes rojas y los productos lácteos enteros, y aumentar del consumo de frutas, vegetales y cereales integrales.
  • Autoridades internacionales recomiendan comer tres porciones de verduras cocidas y dos porciones de fruta al día, pero recuerda que las patatas no cuentan como verdura, son carbohidratos y contienen almidón (como el pan o el arroz).
  • Limitar el consumo de grasas de origen animal, una dieta baja en sal, sustituir las bebidas azucaradas por agua, consumir alcohol con moderación y controlar el estrés.
  • Tener un peso saludable, partiendo siempre de nuestra constitución. Podemos controlar nuestro peso mediante el índice de masa muscular (IMC), que se calcula con la siguiente fórmula: peso (kg)/altura (elevada al cuadrado). Los valores de IMC recomendados están entre 18,5 y 24,9.
  • La grasa abdominal es peligrosa porque los lípidos que libera en la sangre hacia el hígado pueden acumularse en forma de triglicéridos y desarrollar una enfermedad cardiovascular. Y, además, la grasa abdominal puede motivar una resistencia a la insulina, con el riesgo de acabar sufriendo diabetes. La organización mundial de la salud recomienda que la circunferencia de la cintura de un hombre no sea mayor a 94 cm y la de una mujer menor de 80 cm. Para saber si el peso de tu zona abdominal es excesivo debes averiguar tu índice cintura-cadera (ICC). Para ello, coge una cinta métrica y mide tu cintura en su punto más estrecho, luego mide tu cadera en su punto más ancho y, finalmente, divide la medida de tu cintura entre la de tu cadera y tendrás tu ICC.
  • Si, además, te interesa controlar tu presión arterial con asiduidad, puedes comprar un tensiómetro digital en tu farmacia más cercana y verificar, desde tu propia casa, tu presión arterial. La presión arterial ideal es de 120 sobre 80, o menos (presión sistólica/presión diastólica).
  • El monóxido de carbono que contienen los cigarros eleva el colesterol malo y reduce el colesterol bueno. Se considera que, cada vez que se inhala humo de tabaco se reducen los vasos sanguíneos. Al año de haber dejado de fumar, el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca se reduce a la mitad, el colesterol bueno aumenta, y la circulación sanguínea y la función pulmonar mejoran.
  • Realizar un mínimo de treinta minutos de ejercicio moderado diario, o bien ejercicio intenso veinte minutos tres veces por semana, ayuda a aumentar las lipoproteínas de alta densidad (colesterol bueno).

 

Remedios para bajar el colesterol malo

 

Cuando un cambio en nuestro estilo de vida no es suficiente para conseguir un nivel de colesterol adecuado, es muy probable que el médico nos aconseje acompañarlo con remedios para bajar el colesterol malo, conocidos como fármacos hipercolesteroleicos. Normalmente nos lo aconsejará cuando:

  • Ya hemos tenido un accidente cardiovascular.
  • Padecemos una enfermedad arterial periférica.
  • Nuestro nivel de colesterol malo está por encima de los niveles saludables.
  • Tenemos entre 40 y 75 años, sufrimos diabetes y nuestro nivel de colesterol malo es igual o mayor a 70 mg/dL.
  • Tenemos entre 40 y 75 años, alto riesgo de padecer una enfermedad cardíaca o un accidente cardiovascular y nuestro nivel de colesterol malo es igual o mayor a 70 mg/dL.
  • Otros problemas de salud.

Existen varios tipos farmacológicos para bajar el colesterol malo, consulta en tu farmacia de confianza antes de decidirte por alguno de ellos:

  • Estatinas, que impiden que el hígado genere colesterol.
  • Secuestrantes de ácidos biliares para disminuir la grasa ingerida con la alimentación.
  • Inhibidores de la absorción de colesterol para rebajar el colesterol captado con los alimentos y reducir los triglicéridos.
  • Bloqueadores de las proteínas PCSK9 para apoyar al hígado a la hora de remover y eliminar el colesterol malo en sangre.
  • Fibratos para reducir los triglicéridos altos y aumentar el colesterol bueno.
  • Niacina para disminuir el colesterol malo y aumentar el colesterol bueno.
  • Otros medicamentos únicamente indicados para personas con trastornos hereditarios.

Estos fármacos deben ser aconsejados por un profesional, nunca consumidos sin previa consulta ni para sustituir una alimentación sana y equilibrada.