La menta es una planta mediterránea, originaria de Europa y Oriente medio.

Incluida dentro de la familia de las laminaceae, su género, mentha, posee unas veinte especies reconocidas.

Que tengamos constancia, los primeros en aprovechar las propiedades terapéuticas de la menta fueron los antiguos egipcios.

Ya en el s. XVIII, se incorpora a la lista oficial de plantas medicinales que sirven para tratar dolencias.

 

Propiedades de la menta

 

Las propiedades medicinales de la menta las conseguimos gracias a sus hojas, cuyos principios activos incluyen: aceites esenciales, monoterpenos, flavonoides, ácidos fenólicos, triterpenos, taninos, carotenos y sales minerales.

Una visión general de las propiedades terapéuticas de la menta, nos indica que puede utilizarse para trastornos digestivos y respiratorios.

Es antiinflamatoria, expectorante, analgésica, antibacteriana, antifúngica, anticoagulante, antitusiva, antioxidante y previene el mal aliento, la caries y la gingivitis.

Hagamos una inmersión en tres tipos concretos de menta, seleccionados por su importancia y usos en fitoterapia:

 

Mentha pulegium o menta poleo

Sus beneficios incluyen propiedades digestivas, antisépticas, antiespasmódicas, de expulsión de gases, de estimulación del flujo de la bilis hacia el duodeno y como remedio para llagas y heridas.

La menta poleo abre el apetito, mejora la digestión, reduce los gases, los espasmos gastrointestinales, los dolores de cabeza, los sedimentos sólidos que se forman en la vesícula biliar y previene las alteraciones hepáticas.

 

Menta piperita

Sus utilidades terapéuticas incluyen propiedades digestivas, analgésicas, antisépticas, mucolíticas, expectorantes, de expulsión de gases, reducción del colesterol en sangre y de ayuda tras episodios coronarios agudos.

Alivia problemas estomacales, como indigestión, gases, hinchazón, retortijones, vómitos o mal aliento.

Calma el tracto digestivo, el dolor de cabeza, el escozor por picaduras de insectos u otras causas, el dolor de dientes, relaja los músculos, enmascara el olor corporal y suaviza la piel.

 

Menta spicata o Hierbabuena

Sus propiedades incluyen beneficios digestivos, como abrir el apetito o favorecer la digestión.

Ayuda a disminuir los dolores y el sangrado de la menstruación, a calmar el estrés, la ansiedad y la depresión, y también es analgésica y antiséptica.

 

Productos con menta que podemos adquirir

 

La versatilidad de la menta, a la hora de adaptarla y sacar el máximo provecho de sus propiedades terapéuticas, ha facilitado la aparición de múltiples productos de venta libre en farmacias y otros servicios como  alimentación, dermoestética o jardinería, entre otros.

De este modo, actualmente encontramos menta en formatos tan dispares como: aceite esencial, cápsulas, soluciones orales, tisanas, inhaladores, extractos de menta, hojas de menta, esencias, té, complementos alimenticios, insecticidas, golosinas o productos dermoestéticos como: bálsamos labiales, geles de baño, cremas para los pies, cremas de afeitar, champú, acondicionadores, exfoliantes, limpiadores faciales, cremas hidratantes o mascarillas de pelo.

Lo más indicado es preguntar a un profesional sanitario, o un especialista en fitoterapia o farmacognosia, por el formato y tipo de menta más adecuado a nuestras necesidades, así como la forma correcta de utilizarlo.

Aprovechando la consulta para informarnos sobre las interacciones que pueda implicar el combinarlo con otros medicamentos, o productos naturales con fines medicinales, que estemos usando en ese momento.

 

Contraindicaciones de la menta

 

Las contraindicaciones en el uso de la menta pueden variar según el formato y el tipo de menta que vayamos a usar.

En líneas generales, no es recomendable su uso en caso de:

  • Hernia de hiato, úlcera digestiva, acidez de estómago, asma, espasmo de laringe, convulsión febril, epilepsia, aclorhidria o diabetes.
  • Nuca usarla para niños y bebés.
  • Eludir su uso tópico junto a fuentes de calor.
  • Evitar las infusiones de menta en caso de embarazo o lactancia.
  • No utilizarla en caso de alergia.
  • Un consumo excesivo podría llegar a ser tóxico.

Algunos de los efectos secundarios de un mal uso de la menta, incluyen: nauseas, heces blandas, irritación de la piel, dolor de cabeza, cierre de la garganta, urticaria, erupciones cutáneas, problemas respiratorios, gastritis, insomnio, nerviosismo o abortos espontáneos.

Tengamos en cuenta que, el uso de plantas medicinales con fines terapéuticos es un proceso de medicación que puede conllevar reacciones indeseadas, si se usa inadecuadamente.

La mejor decisión es siempre consultar con un profesional sanitario antes de valernos de cualquier planta medicinal.